Introitus

La idea. Elaborar un cartulario definitivo, un archivo general que contenga todo sobre Agustín Aguilar Tagle, así como aquello que se dio, se da y se dará en torno a su persona. En la medida de lo posible, se evitará el uso de imágenes decorativas (se usarán sólo aquellas que tengan cierto valor documental). Asimismo, se prescindirá de retorcidos estilos literarios a favor de la claridad y la objetividad (la excepción: que el documento original sea en sí mismo un texto con pretensiones artísticas). El propósito. Facilitar la investigación biográfica, bibliogáfica, audiográfica y fotográfica posterior a la muerte de Agustín Aguilar Tagle, de manera tal que sus herederos espirituales puedan dedicar los días a su propio presente y no a la reconstrucción titánica de virtudes, hazañas, amores, aforismos, anécdotas y pecados de un ser humano laberíntico, complejo y contradictorio. El compromiso. Cuando busco la verdad, pregunto por la belleza (AAT).













lunes, 15 de junio de 2020

Paladines de celuloide

Las generaciones de mediados del siglo XX construyeron su idea del héroe y su idea del líder con películas como El motín del Caine (1954), El puente sobre el río Kwai (1957), Los cañones de Navarone (1961), Lawrence de Arabia (1962), El día más largo (1964), Donde las águilas se atreven (1968) y Patton (1970), algunos de cuyos personajes son la versión contemporánea de Ulises, Ramachandra, Eneas, Aquiles y Teseo. A diferencia de los personajes de la mitología antigua, los paladines de celuloide son relativamente más humanos: su divinidad se deslava y sus imperfecciones morales quedan expuestas, a tal grado que el concepto de anti-héroe se recrea en ellos. Obsérvese el rostro (a vece tiznado) y la mirada siempre absorta de Gregory Peck, David Niven, Anthony Queen, William Holden, Henry Fonda, Richards Burton, Robert Mitchum, Sean Connery y Clint Eastwood. Para ellos y para sus respectivos directores, el heroísmo y el liderazgo son virilidad, cierto grado de paradójica misantropía y una encantadora y envidiable desolación personal. Otro tipo de rostros encontramos en Humphrey Bogart, Peter O'Toole y Omar Shariff, quienes decoran su idea de liderazgo y heroísmo con sonrisas y miradas seductoras. En cuanto a Alec Guiness y George C. Scott, todavía no encuentro la manera de definir su representación del héroe y del líder, tal vez porque se trata de imágenes más tradicionales, como llegadas de épocas anteriores al momento histórico en el que se desarrollan.

De cualquier manera y al margen de mis opiniones, debo señalar que las películas mencionadas son grandes piezas narrativas que siguen siendo válidas para reflexionar sobre los ideales de heroísmo y liderazgo en el siglo XX, como igualmente válidas son las novelas de Stendhal, Melville, Víctor Hugo, Manuel Payno e Ignacio Manuel Altamirano, entre otros, para acercarse a los mismos conceptos pero en su versión decimonónica.

Tres hechos históricos de aspecto diferente y espíritu semejante

REFERÉNDUM SOBRE LA PERMANENCIA DEL REINO UNIDO 
EN LA UNIÓN EUROPEA
Fecha: 23 de junio de 2016
Resultado: 59.9% votó a favor y 48% votó por la permanencia
Salida oficial: 31 de enero de 2020
Conclusión de la salida: 31 de diciembre de 2020

Antecedentes. Reino Unido se unió a la Comunidad Económica Europea en enero 1973, en tiempos del conservador unionista Edward Heath. Esto ocurrió después de que Francia vetara su entrada en dos ocasiones (1963 y 1967), bajo el argumento de proteger la agricultura francesa y por el temor a que se tratara de un "Caballo de Troya" estadounidense.

Elementos económicos y psicosociales que sirvieron de catalizadores. La recesión económica mundial de 2008 y 2009, así como el nacionalismo exacerbado, pero no como una expresión progresista sino como un gesto de hartazgo de un sector importante de la población, que se siente relegado y maltratado y que culpa a la Unión Europea de la crisis económica que vive.

Consecuencias sociales. Ha habido desde hace tiempo un notable incremento de las manifestaciones xenófobas y de los incidentes de racismo. Estas consecuencias son también elemento causal del resultado del referéndum: según algunas encuestas posteriores, el 75% de quienes votaron por abandonar la Unión Europea incluyó el tema migratorio en su decisión de votar a favor de la salida. Sin embargo, debe señalarse que un número significativo de británicos tiene muy claro que su aislamiento no será benéfico sino incluso perjudicial, así que lamentan la pérdida de su identidad paneuropea. Algunos jóvenes que no acudieron al referéndum se lamentan ahora de su indolencia, pues creen ver en los hechos su futuro truncado. En Escocia, nación semiautónoma que votó mayoritariamente contra el Brexit, hubo duelo e ira, al grado que su principal ministra, Nicola Sturgeon, prometió que seguirá luchando por lograr un nuevo referendo de independencia (el anterior, ocurrido en septiembre de 2014, fue rechazado por el 55.4% de la población). Mientras, en Irlandas del Norte se teme que el Brexit desestabilice la frágil paz que puso fin a tres décadas de sangriento conflicto.

Consecuencias políticas. David Cameron, el entonces Primer Ministro (del Partido Conservador y Unionista, como los son también Theresa May y Boris Johnson, los siguientes jefes del gobierno del Reino Unido) fue quien realizó el referéndum; pero hay que recordar que Cameron estuvo siempre a favor de mantenerse dentro de la Unión Europea y que la mayoría de votos en la ciudad de Londres apoyó la permanencia (lo mismo sucedió con la votación en Escocia, Irlanda del Norte y Gibraltar). El resultado del referéndum no era vinculante. El Parlamento y la Cámara de los Comunes pudieron haberlo rechazado, cosa que no hicieron, por respeto a la naturaleza democrática del mecanismo. David Cameron dimitió, al considerar que la decisión mayoritaria le restaba fuerza a su liderazgo.

Consigna del Brexit: Let's take back control / Recuperemos el control.

ELECCIÓN DE DONALD TRUMP
COMO PRESIDENTE DE LOS ESTADOS UNIDOS
Fecha: 8 de noviembre de 2016

Resultado del voto popular: 47.9% votó a favor de la candidata demócrata (Hillary Clinton) y 46.4% votó por el candidato republicano (Donald Trump), pero fue Trump quien obtuvo la presidencia, dado que el sistema comicial estadounidense tiene una peculiaridad: cada estado tiene un puntaje demográfico, por lo que los votos de los estados con más habitantes valen más que los votos de los estados con menos habitantes. Un caso semejante es el de 2000, cuando Al Gore obtuvo más votos generales que el triunfador George W. Bush.

Elementos económicos y psicosociales que sirvieron de catalizadores. La recesión económica mundial de 2008 y 2009, así como el nacionalismo exacerbado, pero no como una expresión progresista sino como un gesto de hartazgo de un sector importante de la población, que se siente relegado y maltratado y que culpa a todos los políticos y a los demás países de la crisis económica que vive.

Consecuencias sociales. Incremento de manifestaciones xenófobas e incidentes de racismo. Sin embargo, debe señalarse que un número significativo de estadounidenses tiene muy claro que el pensamiento, los dichos y los hechos del presidente Donald Trump contradicen los valores civilizatorios sobre los que se fundó su país.

Consecuencias políticas.Por la importancia mundial de la política exterior de Estados Unidos, las consecuencias de la asunción de Trump se perciben todos los días en la economía global y en todas las sociedades del orbe.

Consigna de la campaña republicana: Let's make America great again  / Devolvamos a Estados Unidos su grandeza).


REFERÉNDUM DE INDEPENDENCIA DE CATALUNYA
Fecha: 1 de octubre de 2017
Resultado: 90.18% votó a favor de la separación y 7.83% en contra de la independencia
Elementos económicos y psicosociales que sirvieron de catalizadores. La recesión económica mundial de 2008 y 2009, así como la creciente demanda (no sólo de los catalanes) de reformar el sistema político español. Percibimos en todo esto, empero no una expresión progresista (podría serlo, si estuviéramos ante un colonialismo desenmascarado, pero no es así) sino como un gesto de hartazgo de un sector importante de la población que se siente relegado y maltratado y que culpa a España de la crisis económica que vive.

Consigna del independentismo catalán. Aunque en estricto sentido Junt pel Sí (Juntos por el Sí) es el nombre de una coalición electoral (2015), la frase podría ser considerada como la consigna que convocó a los catalanes para atender el referéndum de 2017. No obstante, el Espanya ens roba (España nos roba) fue muy convincente, a pesar de que muchos la consideran una percepción sin fundamento e incluso injusta. De cualquier manera, opino que Espanya ens roba es una afirmación de tintes conservadores, es decir, de quienes no creen en el beneficio común sino sólo en el beneficio individual. Para el analista Hernán Gómez Bruera, el nacionalismo de Cataluña "ha estado siempre ligado a la pretensión de sus élites de obtener mayores privilegios sin solidarizarse con el país al cual en última instancia debe buena parte de su prosperidad".

Consecuencias sociales. Un porcentaje importante de la opinión pública seria y objetiva considera que aún es muy temprano para ubicarlas, definirlas y explicarlas y explicarlas. Es muy pronto para concluir la observación y el análisis.

Consecuencias políticas. El resultado del referéndum no era vinculante, desde el momento en que se trató de un ejercicio democrático pero unilateral, como unilateral fue la proclamación de independencia. Ante estos hechos, el gobierno español rechazó el resultado y, por supuesto, la proclamación de independencia. Arguyendo dicha unilateralidad y con base en el artículo 155 de la constitución española, fue disuelto el parlamento catalán y destituido el Presidente de la Generalidad de Cataluña. Dicho lo anterior y con el deseo de entender el ánimo de las mayorías, es muy importante no despreciar el resultado contable del referéndum.

martes, 9 de junio de 2020

El huevo de la serpiente

Es como un huevo de serpiente. 
A través de su delgada membrana 
puedes distinguir un reptil ya formado. 
Hans Vergerus


El texto presente fue escrito durante los últimos días de agosto de 2016 y tuvo entonces el propósito de reflexionar en torno a la jornada electoral de los estadounidenses (ocurrida en noviembre de ese mismo año). 

Advierto que, durante la transcripción, haré ajustes en el tiempo de los verbos y en algunos otros detalles, para remodelar su contenido y evitar los anacronismos.

El epígrafe es una cita de la película El huevo de la serpiente, de Ingmar Bergman, de 1977, protagonizada por David Carradine y Liv Ullman, ambos espléndido. En cuanto a la frase que da título a la pieza cinematográfica, y que se explica a través de Hans Vergerus (Heinze Bennent), está tomada del monólogo de Marco Bruto en la primera escena del segundo acto del Julio César de William Shakespeare (Bruto se refiere, por supuesto, a Julio César): And therefore think him as a serpent's egg / which, hatch'd, would, as his kind, grow mischievous, / and kill him in the shell. Va mi traducción libérrima y ayuna de poesía: 

Hay que imaginarlo, entonces, como un huevo de serpiente,
que al salir de su envoltura adoptará la maldad de su especie.
Más vale matarlo dentro de su propio cascarón.


La gravedad de la candidatura republicana no estuvo en las destempladas expresiones del magnate neoyorquino, sino en la aprobación y el apoyo que recibió de una porción significativa de la sociedad estadounidense, porque esa aceptación habla de un estado de ánimo, así como de la pervivencia y la proliferación de una ideología de extrema derecha (aceptemos el término por comodidad teórica e interpretémoslo exactamente como lo entendió la Asamblea Constituyente francesa del 11 de septiembre de 1879 -para el caso que nos ocupa, la monarquía que se busca restituir es la grandeza norteamericana, con todo y su espeluznante doctrina del destino manifiesto).

Aunque Donald Trump se hubiera apagado y hubiera perdido la contienda, pasando a la historia simplemente como uno de los momentos más desafortunados y tenebrosos de la ultraderecha norteamericana, su campaña puso el dedo en la llaga cultural de Estados Unidos, y ello es cosa que no debe olvidarse (no puede olvidarse, no se olvida): un segmento de su población es homofóbico, misógino, racisto y xenofóbico (aunque este perfil de intolerancia no es exclusivo de la extrema derecha estadounidense, sino que tiene presencia en todo el mundo), y vive hoy con la nostalgia de la grandeza nacional y con el anhelo de restaurarla. 

El rechazo de este numeroso grupo social a la diversidad en general es la respuesta mecánica propia del miedo, una respuesta que desvela -otra vez- el fundamentalismo de un sector relevante de la sociedad occidental, tan peligroso como el comportamiento del extremismo islámico.

Sí, es cierto, Donald Trump nos ha puesto a muchos a temblar con sus desplantes, sus amenazas y sus exabruptos; pero no es él -no debe ser él- el motivo de nuestros desvelos, sino la existencia de un sector significativa de la sociedad que encontró en el entonces candidato republicano su voz y su visión del mundo.

Es fácil asociar al personaje con otras figuras de la historia. El rango de las analogías va desde la monstruosidad y la truculencia hasta los más grotescos ejemplos de la ignominia y la bravuconada, pasando por sus gemelo mitológicos y literarios, el infantil Polifemo y el grotesco Ubú Rey, del genial Alfred Jarry. Incluso y sin hilar delgado, también encontramos similitudes entre los electores que apoyaron la candidatura de Trump y la gestación del nacionalsocialismo alemán. Y es aquí donde más vale estar alertas: lancemos los reflectores hacia un posible huevo de serpiente.

¿El ver nazis potenciales en los trumpistas, en los panistas o el las huestes de Santiago Abascal Conde, Jair Bolsonaro y Marine Le Pen, es un pensamiento desmesurado? ¿Es una presunción sin fundamento o es una intuición colectiva que forma parte de nuestro instinto de supervivencia? ¿Huele a azufre o es sólo nuestra imaginación? 

No soy el primero ni seré el último en recordar El huevo de la serpiente al pensar en Trump y sus seguidores.

La historia escrita y filmada por Bergman ocurre durante los días previos al intento fallido de golpe de estado perpetrado por los camisas pardas del Sturmabteilung (el brazo armado del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán). En la película, los preparativos del asalto a la cervecería Bürgerbräukeller (en Múnich) no se muestran, pero son un zumbido grave y permanente que contrapuntea con las peripecias de los protagonistas.

Lo que observamos en la obra del genial cineasta sueco es una República de Weimar (la Alemania de entre-guerras) que aún no se recupera de la derrota en la Primera Guerra Mundial ni del Tratado de Versalles, una Alemania donde "casi todos han perdido la fe en el futuro y en el presente". La atmósfera es de abatimiento moral y honda depresión, las imágenes son crudas y profundamente tristes, es un mundo sin esperanzas. La única manera de aliviar el dolor del alma es con placeres fugaces, y eso sólo cuando hay dólares estadounidenses (porque el papiermark es absolutamente anodino). Las calles y las casas están infectadas de miedo. Hay hambre y desempleo. Todo parece apuntar a que la violencia será la expresión del resentimiento germano por los acuerdos políticos y económicos tomados en Versalles. Y en ese contexto ocurre, el 8 DE NOVIEMBRE de 1923, lo que se conoce como "El Putsch de la Cervecería", el fallido intento de golpe de estado liderado por Adolfo Hitler (quien acabará entonces en la cárcel).

El 8 DE NOVIEMBRE. de 2016, un grupo numeroso de estadounidenses acudió a las urnas con un ánimo semejante al de los ciudadanos alemanes de 1923: desencantados, empobrecidos, con sueldos magros, hartos de los políticos tradicionales (mentirosos y cínicos), abatidos moralmente porque el american way of life se desvaneció hace ya mucho tiempo, indignados por los trabajos de distensión con Cuba. Fueron a votar por un hombre que les habló de frente, sin filtros, descaradamente, su voz fue (y es) su pensamiento; fueron a votar por quien les prometió devolverles la grandeza nacional, fueron el 8 DE NOVIEMBRE de 2016 a votar por quien les ofreció devolverles el alma, como fueron los camisas pardas a la Bürgerbräukeller el 8 DE NOVIEMBRE de 1923, esa vez conducidos por Adolfo Hitler, también para rescatar su alma. Esta vez no necesitaron un golpe de estado, sino solamente dejar de ser indolentes y acudir a las casillas.

En uno de sus artículos periodísticos de aquellos días, la doctora Soledad Loaeza advirtió que "la ignorancia, la vulgaridad y la provocación que caracterizan el discurso del multimillonario convertido en político parecen completamente ajenos a la imagen de la democracia estadounidense, erigida en modelo universal", lo que nos recuerda inevitablemente el comentario del inspector Bauer el 11 de noviembre de 1923: "Hitler falló con su golpe de estado en Múnich. Fue un fiasco descomunal. Hitler y su bando subestimaron la fuerza de la democracia alemana".

Ya que conocemos la historia posterior, es decir, lo ocurrido diez años después (el inicio del Tercer Reich, en 1933), las palabras del inspector y de la doctora Loaeza no sirven para tranquilizar al mundo, porque el huevo de la serpiente sigue incubándose bajo el resentimiento social.

No sé lo que pueda ocurrir en otras partes del mundo, pero en México sólo un movimiento de transformación como el que encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador puede impedir que el reptil rompa el cascarón y tome el poder.