Introitus

La idea. Elaborar un cartulario definitivo, un archivo general que contenga todo sobre Agustín Aguilar Tagle, así como aquello que se dio, se da y se dará en torno a su persona. En la medida de lo posible, se evitará el uso de imágenes decorativas (se usarán sólo aquellas que tengan cierto valor documental). Asimismo, se prescindirá de retorcidos estilos literarios a favor de la claridad y la objetividad (la excepción: que el documento original sea en sí mismo un texto con pretensiones artísticas). El propósito. Facilitar la investigación biográfica, bibliogáfica, audiográfica y fotográfica posterior a la muerte de Agustín Aguilar Tagle, de manera tal que sus herederos espirituales puedan dedicar los días a su propio presente y no a la reconstrucción titánica de virtudes, hazañas, amores, aforismos, anécdotas y pecados de un ser humano laberíntico, complejo y contradictorio. El compromiso. Cuando busco la verdad, pregunto por la belleza (AAT).













viernes, 13 de febrero de 2015

La relación simbiótica entre lengua e individuo libre



A Luz Elena Videgaray Aguilar,
con amor y admiración.

Siempre es poco el conocimiento personal, siempre es insuficiente, es apenas un haz de luz que cruza con timidez la espesa penumbra de nuestra propia ignorancia, negra como la pez, vasta como la nada. Pero este parvo saber que raya en la inopia es, sin embargo, motivo de sentimientos encontrados: nos aflige la oscuridad a la vez que nos alegra el más mínimo hallazgo, nos impacientan las tinieblas a la vez que nos conforta la refulgencia de las cosas nuevas, sobre todo de aquellas que se nos aparecen sin haberlas buscado. 

 Escribí lo anterior inmediatamente después de encontrarme por primera vez con Friedrich Schleiermacher (1768-1834), al que conocí mientras leía un sabrosísimo ensayo sobre Moby Dick escrito por Fernando Velasco Garrido, genial traductor (El lardo es el lardo, se titula el opúsculo acerca de la novela de Melville).

Velasco Garrido cita a Schleiermacher para subrayar y explicar el valor de Moby Dick como hito de la lengua inglesa; pero las palabras del alemán me distrajeron y me invitaron a buscar en internet el texto original…

Transcribo un pasaje de Sobre los diferentes métodos de traducir, escrito por el teólogo y filósofo alemán en 1813. Mi propósito al reproducir este fragmento es dar un ejemplo de la alegría que me provoca la aparición en mi vida de una persona que no conocía, del entusiasmo que me provoca el hallazgo de una idea que hasta hace unos días no estaba en mi mente y de la jubilosa sensación de vigencia que brota frente a un texto que tiene doscientos años de haber sido escrito: la lengua es la fuente de la condición humana, no hay nada humano fuera de la lengua; sin embargo, el individuo libre tiene también –al pensar libremente- la posibilidad de alimentar la lengua y decir “algo” que merezca escucharse. Las afirmaciones de Schleiermacher son, a propósito, beneficiarias de Giovanni Pico della Mirandola, quien en 1486 entregó al mundo su Discurso sobre la dignidad del hombre (Oratio de hominis dignitate), pieza maestra y cumbre del espíritu renacentista.

Pero vayamos, pues, a Schleiermacher (el subrayado es mío):

“Todo ser humano está, por un lado, en poder de la lengua que habla; él mismo y todo su pensamiento son fruto de ella. No puede pensar, con completa concreción, nada que se halle fuera de los límites de ella; la forma de sus conceptos, la naturaleza y los límites de sus posibilidades de combinación le vienen predeterminados por la lengua en la que ha nacido, y en la que se ha educado; la razón y la fantasía se hallan determinadas por ella. Por otro lado, sin embargo, todo ser humano que piense de forma independiente, y que posea autonomía intelectual, a su vez, también forma la lengua (…). En este sentido, pues, es la activa energía del individuo la que crea –originalmente sólo con el fin transitorio de comunicar un estado pasajero de la conciencia- nuevas formas en la dúctil materia de la lengua, de las cuales, sin embargo, perdura en la lengua unas veces algo más; y otras, algo menos; algo que, por su parte, recogido por otros, sigue extendiéndose y desarrollando su fuerza creadora. Es más, puede decirse que sólo en la medida en la que uno influye de esta forma en la lengua, merece ser escuchado más allá de su propio ámbito inmediato.