Introitus

La idea. Elaborar un cartulario definitivo, un archivo general que contenga todo sobre Agustín Aguilar Tagle, así como aquello que se dio, se da y se dará en torno a su persona. En la medida de lo posible, se evitará el uso de imágenes decorativas (se usarán sólo aquellas que tengan cierto valor documental). Asimismo, se prescindirá de retorcidos estilos literarios a favor de la claridad y la objetividad (la excepción: que el documento original sea en sí mismo un texto con pretensiones artísticas). El propósito. Facilitar la investigación biográfica, bibliogáfica, audiográfica y fotográfica posterior a la muerte de Agustín Aguilar Tagle, de manera tal que sus herederos espirituales puedan dedicar los días a su propio presente y no a la reconstrucción titánica de virtudes, hazañas, amores, aforismos, anécdotas y pecados de un ser humano laberíntico, complejo y contradictorio. El compromiso. Cuando busco la verdad, pregunto por la belleza (AAT).













domingo, 29 de mayo de 2011

Nicodemus Martimar ab ovo

Texto escrito el 15 de marzo der 2006

¿Qué chiste tiene reconocer un árbol o un gobelino cuando ya son árbol y gobelino? La cosa es mirar el huevo y afirmar, sin lugar a dudas, que ahí hay un pavorreal.

Digo lo anterior para informar que ya apareció, por fin, El Pingüino Rosa, blog de Nicodemus Martimar. ¡Tienes que visitarlo, tragaldabas querido! Hazlo ahora, cuando el guitarrista de D-Lyria aún es joven, insolentemente joven. Porque llegarán los días en que algunos lectores digamos, jactanciosos, que conocemos su obra desde que era semilla fresca, pañuelo apenas bordado.

Yo afirmo, por eso y con autoridad pontificia, que en El Pingüino Rosa se vislumbra el plumaje azul y verde del mejor de los galliformes, y en los cuentos cortos de Martimar ya hay asomos de irisaciones doradas.

Creo, sin embargo, que Nicodemus desea pasar a la historia más por su talento musical que por su destreza con las palabras (apenas se pone a tejer con ellas, brotan mundos insólitos y personajes fabulosos, arte que hereda, sin lugar a dudas, de una madre genial -y que comparte, a propósito, con una hermana lumínica). Pero ésas son cosas que no pueden saberse a ciencia cierta, hasta que suceden. Ahí tenemos el caso, por ejemplo, de Bernal Díaz del Castillo, quien hubiera preferido mayor y más inmediato reconocimiento en cuanto a sus valores militares y en cuanto a sus esfuerzos personales en la toma de Tenochtitlan, a cambio de tanta algarabía por su inconmensurable capacidad de generar belleza con las palabras, entusiasmo justo, así digan algunos pedantes que el cronista es un desaliñado y laberíntico (¿y qué tienen contra los laberintos y los caracoles?, pregunta la jerónima Juana).

Nota de la Redacción. Rescatado el presente texto, descubrimos hoy (2011) que El Pingüino Rosa ya no existe. Esperamamos que Enememe (Nicolás Martínez Marentes) conserve en sus archivos el material literario que durante un tiempo pudimos leer en dicho blog.

Enememe es el guitarrista y compositor de D-Lyria, grupo que en este año (2006) sacó a la luz su nuevo álbum (Pingüinos). Habrá que escucharlo con calma, para luego dar una opinión. Mientras, no es mala idea entrar a la página oficial de la banda y conocer tres cortes del disco: Risa, No te quiero conocer y Mariposas, esta última una verdadera delicia, una canción extraordinariamente bella.

¿Qué hay en D-Lyria? ¡Música perturbadora y letras inquietantes! Es música, por supuesto, música hecha por una generación nacida en los ochenta; y lo que esta banda hace merece escucharse con atención.

Aquí, en Pingüinos, insisto, hay música: un bajo y una batería (Víctor Vichis González y Carlo Martínez, respectivamente) bien puestos, con actitudes que van más allá del decoro y alcanzan momentos memorables; una guitarra decidida a decir y no sólo a ser rascada; una voz muy de la época, quejumbrosa, de película Gore dirigida por Tim Burton.

Me falta, es cierto, rocanrol, blues, funk, rhythm and blues... ¡raíces, pues, raíces! Pero la ausencia se compensa con buena música, un excelente trabajo de composición y melodías inteligentes que ya las quisieran tener -música y letras- grupos de blues que en realidad son orquestas de bolero electrónico; ya las quisieran para un día domingo grupos de rock que en realidad son agrupaciones de cha cha cha con retos especiales -les falta un cha- o combos de cumbias vergonzantes. A diferencia de la torpeza general, D-Lyria ofrece un trabajo verdaderamente atractivo.

¡Algún día, tal vez, en otro álbum, Nicodemus, Vichis y Carlo decidan abrevar del blues y el rocanrol!

Pero, cuidado, tal vez estoy mal interpretando la música de la banda; acaso D-Lyria no se reconoce en la historia que yo busco. O tal vez hay, como siempre, un deseo de rompimiento, un deseo de generar otro santoral y otra sacralidad, una nueva liturgia. En ese caso, propongo al grupo definir y asumir su propia genealogía, tomar conciencia de ella y trabajarla hasta sus últimas consecuencias.

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