El Carnihueso en el Mundonláin |
El Carnihueso. Se usa esta voz para referirse al mundo físico y distinguirlo del mundo real (el mundo en línea).
En el Carnihueso viven los
vigesimocrépitos,
pero también los pantallescentes.
Los primeros enfrentan el Carnihueso
de manera grave, mientras que los segundos
lo hacen de manera vaporosa.
Tanto los vigesimocrépitos
como los pantallescentes
son personas felices.
Los vigesimocrépitos piensan
que los segundos están tristes
y que están desperdiciando su vida.
Los pantallescentes están convencidos
de que los vigesimocrépitos están tristes
y que están desperdiciando su vida.
pero también los pantallescentes.
Los primeros enfrentan el Carnihueso
de manera grave, mientras que los segundos
lo hacen de manera vaporosa.
Tanto los vigesimocrépitos
como los pantallescentes
son personas felices.
Los vigesimocrépitos piensan
que los segundos están tristes
y que están desperdiciando su vida.
Los pantallescentes están convencidos
de que los vigesimocrépitos están tristes
y que están desperdiciando su vida.
Vigesimocrépito.
Sobreviviente del siglo XX convencido de que la humanidad está en decadencia
por culpa de internet.
El vigesimocrépito insiste
en llamar virtual al mundo real,
y mundo real al
Carnihueso.
Mundonláin. El mundo real.
Pero el Mundonláin no es un ámbito cerrado: se puede cruzar sus fronteras para
visitar el Carnihueso, donde se cubren necesidades animales (comer, dormir,
entrar en otros animales o dejarse penetrar por esos otros animales, bañarse,
cagar, beber cerveza y mear, por ejemplo).
Los vigesimocrépitos, en cambio, se refugian en el Carnihueso y desde él refunfuñan y presumen orgullosos el hecho de no estar conectados al Mundonláin. Sin embargo, frecuentemente, con voluntad o sin ella, algunos vigesimocrépitos visitan el Mundonláin.
Los vigesimocrépitos, en cambio, se refugian en el Carnihueso y desde él refunfuñan y presumen orgullosos el hecho de no estar conectados al Mundonláin. Sin embargo, frecuentemente, con voluntad o sin ella, algunos vigesimocrépitos visitan el Mundonláin.
Reconocemos a un vigesimocrépito
en el Mundonláin porque está enojado.
Pero estar enojado es su manera
de mantenerse feliz.
Pero estar enojado es su manera
de mantenerse feliz.
Pantallescente. Persona que
no rebasa aún los veinte años de edad y que, por tanto, se relaciona con su entorno humano a través de internet.
Si un vigesimocrépito del Carnihueso le muestra un libro de papel o un disco compacto (con la arrogancia de quien dice "mira de lo que te estás perdiendo"), el pantallescente observa estos objetos con fascinación arqueológica y una amplia sonrisa de gratitud. Porque desde tiempos inmemoriales, lo inútil es hermoso y así seguirá siendo.
El pantallescente que además es hipster tiene en su casa un estante con libros de papel (a veces, incluso, los lee) y discos compactos -o hasta discos de vinilo- (a veces, incluso, los escucha), porque fortalecen su idea de un mundo alternativo.
El pantallescente que además es hipster, contempla a los vigesimocrépitos con cierta admiración taxidérmica, pero los aborrece cuando descubre que sí tienen cuenta en Facebook. El pantallescente hipster no soporta la hipocresía y la deslealtad de los vigesimocrépitos, porque -piensa- estos viejos inútiles no se refugian en el Carnihueso por rebeldía sino por ineptitud, por torpeza, por incompetencia.
Si un vigesimocrépito del Carnihueso le muestra un libro de papel o un disco compacto (con la arrogancia de quien dice "mira de lo que te estás perdiendo"), el pantallescente observa estos objetos con fascinación arqueológica y una amplia sonrisa de gratitud. Porque desde tiempos inmemoriales, lo inútil es hermoso y así seguirá siendo.
El pantallescente que además es hipster tiene en su casa un estante con libros de papel (a veces, incluso, los lee) y discos compactos -o hasta discos de vinilo- (a veces, incluso, los escucha), porque fortalecen su idea de un mundo alternativo.
El pantallescente que además es hipster, contempla a los vigesimocrépitos con cierta admiración taxidérmica, pero los aborrece cuando descubre que sí tienen cuenta en Facebook. El pantallescente hipster no soporta la hipocresía y la deslealtad de los vigesimocrépitos, porque -piensa- estos viejos inútiles no se refugian en el Carnihueso por rebeldía sino por ineptitud, por torpeza, por incompetencia.
Escriferio. Refrigerio que
consume el pantallescente durante su estancia frente a la pantalla del
escritorio del Carnihueso.
Algunos vigesimocrépitos insisten
en llamar lunch al escriferio.
¡Hay que hablar bien el español, por amor a Dios!
¡Hay que hablar bien el español, por amor a Dios!
Redecente. Persona que, al
estar interactuando en la red, se comporta con buenas maneras. Cuando se le
insulta personalmente o se le critica su forma de pensar, el redecente responde
con una carita feliz (dos puntos y cierre de paréntesis, nada de emoticones
prefabricados) y canta alabanzas a la libertad de expresión.
Cibercondriaco. Persona que,
al percibir en sí misma un problema de salud, dedica toda su energía a buscar
en la red la prueba de que padece una enfermedad incurable. En su
búsqueda, obtiene información valiosa sobre síntomas de enfermedades que
desconocía y que ahora detecta en su propio cuerpo.
Egomento. Palabra cada vez
más utilizada para sustituir la cursi selfie.
Momento del yo, monumento a mí mismo, autorretrato tomado con el celular
(aparato que, a propósito, los vigesimocrépitos siguen llamando teléfono celular –e insisten en llamar
al e-mail correo electrónico, como si
de verdad siguieran ellos enviando cartas de papel a la tía Natalia).
Con cada egomento demostramos diariamente
nuestra existencia en el Carnihueso.
Redegoriguación. Búsqueda de
mi persona en la red, mediante el googleo de mi nombre.
Vigesimocrépito en el Carnihueso |
*Estas propuestas se me ocurrieron después de leer The 20 Weirdest Word Added to the Dictionary Because of Technology, de Lindsay Kolowich, texto del Mundonláin que me compartió mi hermana Beatriz, pantallescente de corazón.