Introitus

La idea. Elaborar un cartulario definitivo, un archivo general que contenga todo sobre Agustín Aguilar Tagle, así como aquello que se dio, se da y se dará en torno a su persona. En la medida de lo posible, se evitará el uso de imágenes decorativas (se usarán sólo aquellas que tengan cierto valor documental). Asimismo, se prescindirá de retorcidos estilos literarios a favor de la claridad y la objetividad (la excepción: que el documento original sea en sí mismo un texto con pretensiones artísticas). El propósito. Facilitar la investigación biográfica, bibliogáfica, audiográfica y fotográfica posterior a la muerte de Agustín Aguilar Tagle, de manera tal que sus herederos espirituales puedan dedicar los días a su propio presente y no a la reconstrucción titánica de virtudes, hazañas, amores, aforismos, anécdotas y pecados de un ser humano laberíntico, complejo y contradictorio. El compromiso. Cuando busco la verdad, pregunto por la belleza (AAT).













lunes, 11 de julio de 2011

1992

Miércoles 1 de enero. Mi hermana Beatriz regresó ayer de Roma, así que comemos en casa de mis padres. Leo, con una mujer a mi lado, Apuntes de un lugareño, de José Rubén Romero, hermosa novela, sabrosa, fresca, como un pastel de amaretto.
Jueves 2 de enero. Con una mujer a mi lado lado, desayuno en el Café Casino (Dakota y Yosemite, en la Nápoles) huevos rancheros y café express. La guerra en El Salvador está llegando a su fin: el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional y el gobierno acaban de firmar la paz en Nueva York. En la noche, con la misma mujer al lado, como donas de canela en el Vips. Me llama Octavio, para avisarme que mañana necesitamos vernos. También me llama Gerardo, para preguntarme si iré a visitarlo a Cuernavaca el sábado.

Viernes 3 de enero. Con una mujer a mi lado, almuerzo en el Café Casino una torta de milanesa y un burrito. Más tarde, en casa de Octavio, llega José Hernández, nuestro baterista. Dedicamos un rato a estructurar una canción de José. Me asignan la tarea de ponerle letra. Se me ocurre llamarla Ensayo sobre el origen de las lenguas, porque estoy leyendo a Rousseau en ese momento… y soy muy flojo para pensar (en el futuro, esta canción se llamará Vaso de alcohol, una pieza instrumental). Octavio me presta dos discos de Bob Dylan, uno de Chuck Berry, otro de Tears for fears, uno de los Stones, el único que me gusta de The Cure y uno de John Lee Hooker. Cosas viejas, sí, porque no hay nada en lo nuevo que me entusiasme (falta poco para que también abandone mi agotado y pueril gusto por el rock). La mujer que está a mi lado acaba de comprar dos libros de Lope de Vega para nuestra biblioteca compartida. Termino el día con esa misma mujer y con unas enchiladas suizas de Sanborns.

Sábado 4 de enero. Desayuno en el Sanborns de Xola, con Octavio Herrero, José Hernández, Alex Eisenring y Ana Laura Márquez.

Domingo 5 de enero. Camino por Benjamín Franklin, y contemplo el atardecer: un puente de azules y violetas une el amarillo del Poniente con el azul del Oriente. Los edificios cobran, entonces, tonalidades y tersuras que me hacen transitar por aquello que la filosofía alemana llama erlebnis: ese algo temporal o espacial que se vive inopinadamente y que se queda grabado en la memoria como un entorno de placer.

¡Nada del otro mundo! No hay violines, bombos ni platillos, no hay luz cenital, no hay lluvia de rosas. El erlebnis puede tomar una forma apacible y silenciosa, y crear un estado de ánimo que apenas si intuya el afectado. La inocente e intrascendente formación de una nube, combinada con el céfiro invernal y con una buena digestión, por ejemplo, puede producir en nosotros ese momento de impacto.

Lunes 6 de enero. Una torta de jamón, un vaso de jugo de naranja, una hamburguesa y un hot-dog.

Martes 7 de enero. Una torta de huevo, dos empanadas y unas enchiladas rojas.
Miércoles 8 de enero. A mediodía, entro en la mujer que está a mi lado.
Jueves 9 de enero. La mujer que está a mi lado me acaricia las sienes.
Viernes 10 de enero. Pensamientos mortales, con Demi Moore y Bruce Willis (divertida, solamente). Tacos de bistec y tostadas de pata. Sábado 11 de enero. Viaje a Cuernavaca con la mujer que está a mi lado, para ver a Gerardo y familia (Marugenia, Gerardo chico y Alejandra). Estar con ellos me causa mucha felicidad, mucha alegría, mucha paz. A esta reunión asisten también mis hermanas Teresa y Beatriz.
En Cuernavaca, entro en la mujer que está a mi lado. Ya de mañana, Gerardo nos mira y dice con su proverbial lengua bífida: ¿Por qué tan calladitos?
Taxi a la estación de camiones: 15 mil pesos. Tres tortas para el camino: 15 mil pesos. Dos boletos de viaje: 12 mil pesos. Dos refrescos: 6 mil pesos. Agua de guayaba, piña colada y paleta helada: 10 mil pesos. Pasajes de regreso: 10 mil pesos. Regalo para Gerardo chico: 86 mil pesos. Comida del domingo: 15 mil pesos. Varios: 7 mil pesos. TOTAL: 176 MIL PESOS. Considerando que mi sueldo quincenal es de un millón 350 mil pesos, creo que no hay desajuste económico. Sin embargo, tengo que pagar tres millones de pesos a Serfin.
Lunes 13 de enero. Como y ceno con mis hermanas Teresa y Beatriz.
Martes 14 de enero. Compro Welcome to the canteen, de Traffic. Como en Los Abuelos, con una mujer a mi lado. Miércoles 15 de enero. Como con mi hermana Beatrice (mañana se va de nuevo). Leo Ofendidos y Humillados (extraordinaria, simple y sencillamente extraordinaria: Dostoievski es la cima).

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