Introitus

La idea. Elaborar un cartulario definitivo, un archivo general que contenga todo sobre Agustín Aguilar Tagle, así como aquello que se dio, se da y se dará en torno a su persona. En la medida de lo posible, se evitará el uso de imágenes decorativas (se usarán sólo aquellas que tengan cierto valor documental). Asimismo, se prescindirá de retorcidos estilos literarios a favor de la claridad y la objetividad (la excepción: que el documento original sea en sí mismo un texto con pretensiones artísticas). El propósito. Facilitar la investigación biográfica, bibliogáfica, audiográfica y fotográfica posterior a la muerte de Agustín Aguilar Tagle, de manera tal que sus herederos espirituales puedan dedicar los días a su propio presente y no a la reconstrucción titánica de virtudes, hazañas, amores, aforismos, anécdotas y pecados de un ser humano laberíntico, complejo y contradictorio. El compromiso. Cuando busco la verdad, pregunto por la belleza (AAT).













jueves, 30 de junio de 2011

El mar sin pájaros

Miércoles 3 de mayo de 2006

1. Escucho el homenaje a Frank Zappa hecho por Le Bocal, banda compuesta en su mayoría por músicos franceses (la pianista es italiana: Rita Marcotulli). Anteriormente, mi amigo Edouard Perromat me regaló otro homenaje a Zappa, éste hecho por músicos checos; sin embargo, no quedé entonces convencido de los resultados. En cambio, el grupo francés alcanza las alturas del Genio de Baltimore.

2. Hoy o mañana escribiré en la bitácora sobre varios temas. Veamos: apertura del centro cultural Bella Época (viajar al 25 de diciembre de 1942, porque creo que mamá asistió con mi abuelo a la inauguración del Cine Lido); fiesta en casa de Raúl de la Rosa (hablar sobre el alacrán azul y sobre el mescal Mystic); Mélo, de Alan Resnais; Freak n Roll into the Fog, de los Black Crowes; la traición el la traducción, a propósito del prólogo contenido en mi edición de Reunión de Familia, de T.S. Eliot; Money Jungle (Duke Ellington, Charles Mingus y Max Roach), disco que me presto Octavio Herrero (acaso y de una vez, comentar sobre otros discos que me ha prestado el mismo herrero para forjarme otro barandal de gozo en mi melomanía: Cecil Taylor, Eric Dolphy...

3. No encuentro el diario de mi mamá. Ya me preocupé. Estoy ofreciendo cien pesos a quien lo halle, pero nadie hace esfuerzo alguno. ¿Dónde quedaron los valientes caza-recompensas de antaño?

4. Acaba de llegar un mensaje de Jaime Holcombe, donde anuncia a los amigos que el sábado 13 se presenta en el Zinco la Dave´s True Story.


5. Termino la noche acompañado de Gerardo. Estamos viendo Elling, de Peter Naess, hermosa película noruega de 2001 acerca de dos locos que salen del hospital para enfrentarse al mundo exterior, a la realidad. Casualmente, apenas terminada la película, cambiamos a otro canal y nos encontramos con un programa sobre El Grito de Edward Munch y su conversión en fenómeno mercadológico (tazas, camisetas, paráfrasis, parodias…).

Los noruegos me caen muy bien –le digo a Gerardo.

-¿Por…?

-Fíjate: Ibsen, Munch

-Jan Garbarek. Betty me grabó un caset hace años…

-Te voy a poner algo de Edvard Grieg que conoces muy bien: En la Gruta del Rey de la Montaña, que es un fragmento de una obra mayor. Los noruegos parecen especializarse en crear involuntariamente íconos. En la Gruta es un ícono, como El Grito de Munch.

-¡Ah, sí! Ya sospechaba yo que la Electric Light Orquestra andaba fusilándose algo. Yo me la sé en guitarra. Me la enseñó Octavio.

-Rick Wakeman también utilizó el fragmento al final de Viaje al Centro de la Tierra.

-¿Nos echamos un cigarro? Parece que alguien huye con sigilo. Tuca tuca tuca ta, tu ca ta, tu ca ta...

-Es Peer Gynt, que trata de salir de la gruta...

-¿Y quién es él?

-Un personaje de Ibsen. Algo así como un pícaro noruego. Simpatiquísimo. Pertenece a la familia de esas criaturas literarias que se vuelven más vivas que sus autores. Regálame un Delicado. El Quijote, el Barón de Munchhausen...

-¡Chúpale, no le soples!

-
Tuca tuca tuca ta, tu ca ta, tu ca ta...

Los pájaros Imposibles
Tinta sobre una hoja de Moleskine (que usa papel sin ácidos)

Domingo 7 de mayo de 2006.

1. ¿Es posible hacer arte que no nazca de la experiencia del dolor? Pregunto esto, porque tengo la impresion de que la felicidad no ayuda a la belleza, entendida ésta como la más descarnada manifestación de lo humano demasiado humano (menschliches allzumenschliches, como dice Nietszche).

2. ¿Es entonces el dolor –físico y emocional- la fuente de la belleza? No el dolor, sino la observación inmediata del dolor. Y el fruto de ese estado de contemplación del dolor es la melancolía, tristeza vaga, profunda, sosegada y permanente (…), que hace que no encuentre quien la padece gusto ni diversion en nada, excepto en la descripción sublimada de las emociones.

3. Es la melancolía el mejor estado del espíritu para ser y hacer algo valioso, algo que nos dé la sensación de trascendencia. Sensación, digo, porque ese Algo Valioso es sólo un Algo Aparente: no existe ser que pueda ir más allá de sí mismo (la crucifixión de Jesús es tan trascendente como la ovulación de una mosca).

4. Pero es necesario que el melancólico esté bien alimentado. El hambre no ayuda al arte. Aunque puede hacerse arte a pesar del hambre, la belleza no encuentra sustento en un cuerpo deteriorado.

Lunes 8 de mayo de 2006

5. ¡Ahora me entero de que Octavio anda en España!

6. ¡Perturbador! Es la palabra que buscaba.

7. Escribo esto mientras pasan los créditos de Las palabras de mi padre (Le parole di mio padre, 2001), de Francesca Comencini. Es una gran película italiana, con dos actores maravillosos: Fabrizio Rongione y Chiara Mastroianni (hija del gran Marcelo y de la divina Catherine Deneuve).

8. Definitivamente, el cine que me gusta es europeo. Como que lo entiendo más, lo siento mejor, es mi lenguaje, son mis pensamientos. El cine es ritmo, es armonía, es silencio, es ojos. Los ojos del actor son muy importantes. Leone, Bergman y Tarkosvki lo supieron y lo demostraron.

9. Ayer vi Los 400 Golpes (Les Quatre Cents Coups, 1959), de Francois Truffaut. La vi en compañía de Gerardo y Marugenia. Discutí con mi hermano sobre las diferencias abismales entre el cine europeo y el mexicano. Él defendió al segundo, pero creo que lo hizo desde su nacionalismo a ultranza.

10. Ahora veo La Venexiana (1986), de Mauro Bolognini. Se trata de una Venecia libertina y lujuriosa. Voy a comprarla, para incluirla en mi colección de películas que suceden en esa ciudad: Muerte en Venecia, Panes y Tulipanes, El Mercader de Venecia, Todos dicen que te amo

Sábado 13 de mayo de 2006

11. Escribo esto en el Bar Zinco, mientras esperamos la presentación de Dave´s True Story. A mi lado se encuentran Jaime Holcombe, su distinguida esposa Gabriela Mustarós, Claudia Ostos y el Topo (Carlos Rivera). Es la primera vez que vengo al Zinco, un lugar agradable, con cortinas de terciopelo color rojo carmín y lámparas de pared art decó. ¡Ya llegaron mis calamares al ajillo con aïoli! Claudia pidió Crepas Primavera; Gabriela ordenó portobello y pepino, y brochetas de mozzarella. ¿Las meseras? Lindas, con atavíos muy ad hoc. Y ya comenzó la banda: música linda y suave, como las meseras. Intento concentrarme, pero el cacareo de mujeres feas en la mesa contigua me lo impide. ¿Por qué hablan tanto las mujeres feas? Es su manera de rogar por un poco de sexo, supongo. Su urgencia es tal que las ganas se vuelven risas idiotas. Lanzo a las feas mis ojos demoniacos.

12. Es curioso: al cruzar el bar en busca de los sanitarios, la gente insiste en hablarme en inglés. ¿Por qué? Only the ball knows. Regreso a mi lugar, y ya está arriba Magos Herrera.

14. El espectáculo termina con citas de Moondance (todos volteamos a ver a Jaime, legítimo franquiciado de Van Morrison en México). Paga la cuenta Mr. Holcombe. Tengo que depositarle mañana 365 pesos. ¡Salió barato!

El mar sin pájaros

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